Cualquier persona que no padezca una enfermedad grave, y que tenga una coagulación normal puede someterse a este procedimiento.

Se comprobará tanto el estado de salud como los problemas de coagulación o de cicatrización. Es importante indicar el consumo de tabaco o alguna medicación, especialmente Aspirina® o anticoagulantes.

Para lograr los mejores resultados, se escinde la piel que se ha formado dentro del lóbulo rasgado y se reconstruye la forma armónica del lóbulo.
Esta cirugía acostumbra a dar muy buenos resultados y se realiza con anestesia local.

La mayoría de los pacientes se encuentran bien tras la cirugía. No suele ser necesaria medicación ni siquiera para el dolor.
Además, no es preciso dejar de trabajar y las suturas se retiran en una o dos semanas.

Cuando es realizado por un cirujano plástico cualificado las complicaciones son infrecuentes y de poca importancia. No obstante, el lóbulo operado puede notarse hundido o volver a rasgarse. Esto último es menos frecuente si se espera un mes para volver a crear un orificio que albergue el pendiente.

Los resultados son muy satisfactorios. Las cicatrices irán disminuyendo con el tiempo haciéndose poco visibles. En la Clínica Valero, disponemos de láseres para mejorar sus cicatrices si fuese necesario, y este tratamiento auxiliar se le ofrece sin coste alguno.