Cualquier paciente sano de 21 años ó más, con plena salud emocional puede someterse a este procedimiento, con el objetivo de proporcionar las mejores condiciones posibles para la prótesis que será colocada.

Es necesario un diagnóstico extenso que incluye, sin coste adicional, Diseño Digital de la Sonrisa (DSD), toma de impresiones (moldes), radiografías y, en ocasiones, CBCT.
Esto permitirá comprobar el estado del hueso y de la mucosa, y los defectos que habría que corregir.

Tras la colocación de anestesia local, se realizará una incisión destinada a visualizar la zona a operar.
Entonces, se preparará al hueso, retirando protuberancias o desniveles que pudieran interferir con la futura prótesis.
En ocasiones, también se hace un pequeño injerto de hueso en la zona y se cubre con una membrana protectora.
A continuación, se reducirá el exceso de encía, si lo hubiere, y se suturará la incisión. Asimismo, se entregarán las instrucciones para el cuidado en casa de la zona operada.

Si bien este procedimiento es seguro, pueden darse complicaciones propias de todas las cirugías, como son dolor, sangrado y hematomas (moratones).
La incomodidad postoperatoria es fácilmente controlable con la medicación adecuada.